domingo, 28 de agosto de 2011

La estrategia de dominio con el poder persuasivo. Por Manuel Freytas

Las nuevas técnicas de control para una democracia capitalista
Desde hace más de 20 años, en América Latina la democracia de mercado (el "poder blando") convive con la cadena de bases y el Comando Sur cuya misión es preservar la hegemonía militar norteamericana en la región (el "poder duro"). Se trata de una estrategia de "dos caras" orientada a preservar el dominio geopolítico y militar del imperio norteamericano en su histórico Patio Trasero.

El término "poder blando" (soft power) fue acuñado por el profesor de la Universidad de Harvard Joseph Nye, en su libro de 1990 Bound to Lead: The Changing Nature of American Power, que luego desarrollaría en 2004 en Soft Power: The Means to Success in World Politics.

El valor del término como teoría política, aunque discutido, ha sido aceptado por un amplio abanico de analistas del sistema capitalista para diferenciar el poder sutil de las ideas y de la diplomacia expresadas en "democracia" frente a formas más violentas del llamado "poder duro" expresado en la acción militar del dominio o la conquista, o en la acción coercitiva de la presión económica.

Nye es autor de un famoso libro llamado "La paradoja del poder americano", cuya tesis fundamental es no negar el rol hegemónico de EEUU, pero afirmar que éste debe ser ejercido usando sus recursos culturales, económicos, de cooperación, diplomáticos (poder blando),y no tanto sus recursos militares (poder duro).

En resumen, la teoría "dualista" de Nye propone cambiar la imagen "militarista" del imperio estadounidense por un rostro mucho más amable y conciliador, y de esa manera conseguir que el mundo camine de acuerdo a sus intereses pero utilizando la persuasión y no la fuerza como estrategia de dominio.

El "proyecto democracia"

De alguna manera, la teoría de Nye abrevó en la propia estrategia del Departamento de Estado de EEUU que en la década del 80 ya había lanzado en América Latina el "Proyecto Democracia", acuñado por los estrategas de la Comisión Trilateral fundada por David Rockefeller y liderada intelectualmente por Zbigniew Brezezinsky.

El "proyecto Democracia", o el "poder blando", encarnado en ideales "liberales" fue presentado como alternativa sustitutiva (o complementaria) del "poder duro" militarista encarnado por los halcones conservadores del viejo Estado Nacional norteamericano.

En los finales de los 80, salvo en Colombia, los militares de la "seguridad nacional" ya habían terminado con la izquierda revolucionaria y la resistencia armada en América Latina, ya casi había desaparecido la URSS como punto de referencia logística y organizativa de los movimientos revolucionarios, y Washington resolvía imponer un orden regional de dominio basado en el pacifismo, la democracia y los derechos humanos.

En los 90, tras la desaparición de la URSS y de la Guerra Fría por áreas de influencia en América Latina, Washington terminó de implantar el nuevo sistema de control político y social que se situaba en las antípodas del anterior (basado en gobiernos y dictaduras represivas), y que explotaba el consenso masivo que despertaba la apertura de procesos constitucionales después de largos años de dictaduras militares con supresión de elecciones y parlamentos.

Paralelamente, y en el plano político, en la década del 80 los gobiernos "democráticos" (el "poder blando") fueron sustituyendo en América Latina a los viejos y gastados gobiernos militares (el "poder duro") mediante elecciones, procesos constitucionales, y banderas de defensa de los derechos humanos.

La nueva estrategia de dominio -sustitutiva del "viejo orden militar"-, a su vez, impuso la "guerra contraterrorista" como nueva lógica de control geopolítico político y social en la región.

Ya sin hipótesis de conflicto "subversivo" los ejércitos de "seguridad e inteligencia" privados fueron sustituyendo más eficientemente en el control social y político a las vetustas y desmovilizadas tropas de los ejércitos represores latinoamericanos que ya habían perdido vigencia con el ingreso de las democracias made in USA en los 80 y los 90.

El modelo de recambio

Con una Latinoamérica domesticada por la democracia del "poder blando" y los gobiernos dependientes (por derecha y por izquierda), la lógica del control social y político ya no la ejercen los militares y los tanques, sino los nuevos ejércitos de dominación: los medios de comunicación que nivelan a las mayorías desposeídas y a sus dirigentes en la doctrina de la resignación, haciendo realidad aquel precepto de máxima: la paz es el negocio del dominador.

Con la desaparición de la guerra por áreas de influencia con la URSS , las viejas consignas "anticomunistas" de las dictaduras militares formadas en la Escuela de las Américas fueron sustituidas gradualmente por las banderas de la lucha contra el terrorismo, las drogas y el crimen organizado con las que hoy EEUU justifica su injerencia intervencionista militar en la región latinoamericana.

Con el "poder blando" como alternativa de dominio, la estrategia geopolítica imperial norteamericano desarrolla simultáneamente -a nivel complementario- la estrategia del "poder duro" con despliegue militar-nuclear y bases desplegadas por todo el planeta, además de tropas listas para actuar allí donde la situación lo requiera.

De esta manera, en América Latina, la democracia de mercado norteamericana convive con la cadena de bases y la Cuarta Flota cuya misión es preservar la hegemonía militar norteamericana en la región y rodear las grandes fuentes de energía, agua potable y biodiversidad que un futuro podrán asegurar la supervivencia del Imperio USA.

Con la "guerra contraterrorista" como hipótesis de conflicto continental, el Comando Sur sitúa un teatro de operaciones con el "poder duro" e intervención militar desde Centroamérica hasta el Cono Sur.

La democracia con elecciones periódicas (el "poder blando") no es incompatible con la estrategia de la "guerra contraterrorista" que nuclea a ejércitos y policías regionales en adiestramientos y ejercicios en toda América Latina.

Mediante los acuerdos de cooperación con los gobiernos regionales las corporaciones del complejo militar norteamericano venden armas y sistemas de vigilancia y espionaje, y brindan permiso para la instalación de bases militares estadounidenses desde Centroamérica y el Caribe, hasta el Sistema Andino y el Cono Sur.

De esta manera, lo que en la década del 90 Nye presentó como "nueva teoría política" (el "poder blando"), ya estaba plasmado como estrategia alternativa en la realidad geopolítica del dominio del imperio norteamericano en la región.

La estrategia del control político y social por medios militares (de las dictaduras militares de la doctrina de seguridad nacional), fue sustituida gradualmente por administraciones civiles, poderes ejecutivos, parlamentos y cortes de justicia totalmente maleables a los intereses y objetivos de Washington y las trasnacionales capitalistas en la región.

Ese sueño que los bancos y las trasnacionales imperiales no pudieron concretar con las dictaduras y los golpes militares diseñados en el Departamento de Estado, empezó a cumplirse con la aceptación pasiva del sistema capitalista como "única alternativa", modelada masivamente en los cerebros por los sacerdotes de las grandes corporaciones mediáticas que han sustituido a los curas y a los maestros en la orientación de conducta social.

Paralelamente, y potenciado por la democracia del "poder blando", la misión funcional del aparato mediático, cultural y publicitario consistió en imponer y legitimar a la sociedad de consumo capitalista basada en la propiedad privada de los medios de producción, como modelo aceptado y nivelado universalmente por la "globalización".

Ese sueño del control con el "poder blando" , que los bancos y las trasnacionales imperiales no pudieron concretar con las dictaduras y los golpes militares diseñados en el Departamento de Estado, empezó a cumplirse con la aceptación pasiva del sistema capitalista como "única alternativa".

La aplicación del dominio con el "poder blando" (con el "poder duro" como reserva) solo pudo ser factible a partir de la globalización y nivelación del sistema capitalista como "mundo único".

El capitalismo con EEUU a la cabeza había eliminado a la URSS y se había quedado solo.

Pero, y al contrario de de lo que sostiene Fukuyama, no terminó con las ideologías, sino que impuso por medio del control mediático-cultural-publicitario a su ideología como "modelo único" de civilización aceptada universalmente.

Los medios de comunicación y el aparato publicitario (mensaje y mercado) imponen los parámetros del consumo, los valores sociales y las vanguardias de la moda. Nivelan un pensamiento único (cosmovisión) acorde con los intereses de las trasnacionales planetarias que controlan la sociedad de consumo capitalista impuesta como "modelo único".

En este universo del "poder blando" como estrategia de dominio imperial, la estructura económico-productiva del país dominado se controla con el aparato económico trasnacional presentado como si fuera una "economía nacional".

La "gobernabilidad" del país sometido se controla con el aparato político que diseña periódicamente las "elecciones democráticas" para elegir el nuevo gobierno del estado privado capitalista.

El control político y social ya no se realiza con el poder militar, sino con el aparato de la información que moldea y manipula los cerebros de acuerdo a los intereses consumistas de los bancos y trasnacionales que controlan la estructura económica-productiva de los países sometidos.

La imposición sutil de los valores y parámetros de conducta social (adecuados a los intereses de mercado de las trasnacionales) está a cargo del aparato publicitario y del aparato cultural, que legitiman y otorgan escala de prestigio a la "ideología del consumo" capitalista vigente y presentada como modelo a imitar.

Los emergentes sociales del "poder blando"

La función más elemental y clave que cumplieron en América Latina ambas estrategias --la "militar" (dura) y la "democrática" (blanda)-- consistió en eliminar los dos factores que impedían la "gobernabilidad en paz" del sistema capitalista en la región: la lucha armada, primero, y la resistencia social y sindical, después.

Si se analiza el actual escenario socio-económico y político de América Latina, se pueden verificar cuatro fenómenos emergentes y concatenados:

a) Funcionamiento a pleno de las llamadas "instituciones" con elecciones periódicas y continuidad del sistema de "gobernabilidad democrática".

b) Ausencia total de huelgas generales y de conflictos sociales por reivindicaciones generales de la sociedad (sólo existen conflictos atomizados por reivindicación sectorial), y ausencia de dictaduras militares y de lucha armada (salvo Colombia).

c) Crecimiento constante (y sin excepción) de las economías capitalistas regionales, acompañadas de ganancias siderales para los bancos y empresas que hegemonizan el control económico-productivo de los países, y crecimiento desmesurado de los activos empresariales y fortunas personales.

d) Crecimiento sostenido y sin interrupción de la llamada "pobreza estructural" (falta de trabajo estable, vivienda y seguridad social) que ya afecta a más de la mitad de la población del continente, cuya mayoría permanece sometida a políticas "asistenciales" y a empleos temporarios y en negro (contratos basura).

Hay crecimiento sostenido de las ganancias y de los activos de la economía capitalista porque se mantiene la "gobernabilidad democrática" y no hay huelgas ni conflictos armados.

Esto a su vez permite que el sistema de concentración de riqueza capitalista (posibilitado por la explotación de mano de obra barata con salarios africanos, apropiación de recursos naturales y control hegemónico de todo el sistema económico productivo) genere como contrapartida: pobreza, desocupación y exclusión social en masa en toda América Latina.

Como resultante social y producto final de este cóctel interactivo (donde cada eslabón se retroalimenta con los otros) según la ONU, la CEPAL y otras instituciones del sistema, en América Latina hay más de 200 millones de "pobres estructurales" y 100 millones de indigentes que carecen de los elementos esenciales para sobrevivir.

Como contrapartida, y también a modo de emergente y "producto final" de la explotación capitalista sin resistencia armada, social o sindical, en América Latina se verifica el mayor crecimiento estadístico de las ganancias y los activos empresariales y de las fortunas personales ( por ejemplo, el mexicano Carlos Slim, está considerado como el segundo hombre más rico del mundo).

Como se puede apreciar acabadamente a través de los números y estadísticas sociales emergentes de la dominación imperial con el "poder blando" (la democracia made in USA), la teoría de Nye (que deslumbra a los académicos alienados de América Latina) no inventó nada.

El "poder blando" (la democracia imperial) estuvo expresado, mucho antes, en los documentos del "Proyecto Democracia" difundidos por el Departamento de Estado en sustutitución de las dictaduras y golpes de Estado militares (el "poder duro").

Y lo que pasa es que la mayoría de los intelectuales y académicos del sistema no leen los documentos del Departamento de Estado ni analizan sus emergentes en la realidad concreta de América Latina. Solamente leen ideologías disfrazadas de teorías políticas de moda, que siempre compran con atraso en las librerías del sistema.





Fuente: IAR noticias
Autor: Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.




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lunes, 1 de agosto de 2011

El Imperio en rojo: Porqué EEUU y el dólar no se pueden caer. Por Manuel Freytas

En la trama del sistema capitalista globalizado la moneda estadounidense cumple las funciones de reserva mundial, sirve de respaldo para la mayoría de las monedas, interviene en la mayoría de las transacciones comerciales y operaciones financieras, y hace de medio internacional de pago. En este escenario, su caída significaría el fin del patrón dólar, y generaría una mundialización de la crisis en la que ningún Estado capitalista podría sobrevivir. Si se cayeran EEUU y el dólar, sería como si una bomba nuclear estallase en la economía y en el sistema capitalista y nadie podría escapar con vida de la radiación que se desataría a escala planetaria.

El reinado del dólar

Con la divisa estadounidense en declive y con EEUU con sus finanzas en rojo y al borde de un default (cesación de pagos) reaparecen nuevamente las míticas (y siempre fallidas) teorías del "fin de la era del dólar" y de la supremacía imperial norteamericana.

Hay ocho razones principales por las cuales ninguna potencia (central o emergente) podría "desacoplarse" del actual modelo funcional del sistema capitalista estructurado alrededor del dólar como moneda patrón y de la hegemonía de EEUU como primera potencia imperial:

1) El dólar es la moneda de cambio y de reserva internacional, y los países de todos los continentes (Europa, Asia, Latinoamérica, Australia y África) la utilizan en sus transacciones comerciales y tienen la mayoría de sus reservas en dólares, por lo que el fin del dólar implicaría un derrumbe mundial generalizado del sistema capitalista de la que ningún país estaría a salvo.

2) Más de un 70% de las reservas mundiales están en dólares, frente a un 25% en euros de la Unión Europea, que también utiliza el dólar. China, la tercera economía mundial, después de EEUU y la UE, tiene sus reservas en dólares, según el Banco Mundial y el FMI.

3) El dólar está involucrado en el 86% de los US$3,2 billones (millones de millones) de transacciones diarias de divisas en el mundo, a menudo como paso intermedio en el intercambio de otras dos divisas, según el Banco Internacional de Pagos. Aunque esto constituye un descenso con relación al 90% que representaba en 2001, ninguna divisa se le acerca.

4) Casi dos terceras partes de las reservas de los bancos centrales del mundo están denominadas en dólares, a pesar del temor de que se produzca un éxodo masivo de la divisa. Según el Banco Internacional de Pagos, el banco central de los bancos centrales, el dólar continúa siendo la "moneda favorita de los bancos centrales" y representa un 55% de sus activos y pasivos en moneda extranjera.

5) Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares, según el Banco Mundial y el departamento de Comercio estadounidense.

6) El sistema financiero especulativo internacional está "dolarizado", y las bolsas y los mercados internacionales del dinero operan mayoritariamente con la divisa estadounidense a través de las acciones y bonos desparramadas a escala global por los grandes bancos y fondos de inversión que tiene su central operativa en Wall Street, EEUU. La Bolsa de Nueva York, o NYSE, es el mayor mercado de dinero del mundo y concentra el mayor volumen de operaciones financieras en dólares que realizan empresas trasnacionales cotizantes a escala global. En la bolsa neoyorquina cotizan las principales empresas trasnacionales de los EEUU y del mundo, y si colapsara el dólar como divisa, estallaría Wall Street y arrastraría consigo a todos los mercados del dinero a escala global.

7) Los países emergentes y las potencias económicas desarrolladas generan más del 75% del PBI mundial en dólares (el resto se genera en euros y otras monedas), según el Banco Mundial. Para los países con una fuerte dependencia de las exportaciones de materias primas como el petróleo, las cifras pueden ser incluso más altas. El dólar también está profundamente arraigado en el comercio mundial. Las empresas reducen sus costos de transacción al usar una divisa común.

8) Las empresas y los grupos financieros transnacionales que controlan los sistemas financieros especulativos y los sistemas económicos productivos a escala mundial (por encima de los gobiernos) realizan mayoritariamente sus volúmenes de negocios, inversiones y tomas de ganancias en dólares, por lo cual un colapso terminal de la moneda estadounidense (como vaticinan los partidarios de la teoría del "desacople") produciría una parálisis de la actividad económica mundial en cuestión de horas.

En definitiva, para deshacer esta trama con el "reinado del dólar", no solamente habría que reformular y rediseñar un nuevo orden económico y financiero internacional, sino que también habría que convencer a EEUU de que se olvide de su arsenal militar-nuclear, de sus siete flotas atómicas y de sus casi mil bases militares distribuidas por todo el planeta, y renuncie "pacíficamente" a su rol de potencia hegemónica del sistema capitalista.


La trama del mundo dolarizado

EEUU, la primera economía mundial, Europa, la segunda economía mundial (como bloque) y China, la tercera economía mundial realizan la mayoría de su comercio en dólares. Si la divisa estadounidense colapsara, colapsarían EEUU, la Unión Europea y China (los mayores vendedores y compradores del mundo), que juntos suman más de la mitad de la economía mundial.

Paradojalmente, los países señalados por los teóricos del "desacople" como los que van a terminar con la vigencia de la economía "dolarizada" (China, Rusia, Brasil, India, etc) lideran la acumulación mundial de las reservas en dólares.

Además, los motores del crecimiento asiático, China, India, los "tigres asiáticos" (Hong Kong, Singapur, Corea del sur,Taiwán) y Japón son dependientes del comercio exterior en dólares con EEUU.

Por lo tanto, en la realidad fuera del discurso, los más interesados en salvar al dólar y a EEUU del colapso son Europa y las potencias centrales, además de China y las potencias emergentes, cuyo desarrollo económico depende de EEUU y de Europa y del entramado de la economía global que tiene al dólar como moneda patrón.

Esto explica porque el gobierno chino, en pleno declive del dólar frente al euro, ratificó su decisión de mantener sus reservas en dólares, y explica porqué la UE y el banco central europeo salieron a contener el avance del euro frente al dólar.

Las empresas y los grupos financieros transnacionales que controlan los sistemas financieros especulativos y los sistemas económicos productivos a escala mundial (por encima de los gobiernos) realizan mayoritariamente sus volúmenes de negocios, inversiones y tomas de ganancias en dólares.

Por lo cual un colapso terminal de la moneda estadounidense (como vaticinan los partidarios de la teoría del "desacople") produciría una parálisis de la actividad económica mundial en cuestión de horas.

En 2008, en plena crisis financiera, China lanzó una propuesta de crear una moneda de reserva internacional alternativa al dólar, luego de que Rusia lanzara una iniciativa similar.

Al igual que China, Rusia recomendó que el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitiera la moneda y destacó que la propuesta provenía de una necesidad de actualizar "el obsoleto orden económico mundial unipolar".

No obstante, la divisa estadounidense se siguió revalorizando en la crisis impulsada por la demanda de los bancos de todo el mundo, desde Asia, América Latina y Europa, que pugnan por obtener dólares USA y bonos del Tesoro de EEUU.

La demanda y suba del dólar en plena agudización de la crisis financiera, mientras el euro (promocionado como su "sepulturero") se desplomaba, resultó la más clara señal de que los países y potencias capitalistas (pese a su doble discurso en los foros internacionales) lo consideran como la única moneda segura.

En consecuencia, si EEUU y el dólar colapsaran, simultáneamente colapsarían el comercio exterior, el sistema financiero y el sistema económico productivo, tanto de los países centrales como de los periféricos y emergentes.


El Imperio hegemónico

Así como detrás de cada gran hombre, siempre hay una gran mujer, detrás del reinado del dólar hay una gran potencia imperial. Por eso el dólar y EEUU son sinónimos.

EEUU no domina el mundo por formulaciones doctrinarias político-diplomáticas o eventuales discursos "democráticos" o "militaristas" de sus presidentes, sino porque impone al resto de los países el dólar y la lógica de su poderío militar y económico, indestructible, salvo por un estallido nuclear del planeta.

Entonces, como primer concepto estratégico, es necesario aclarar que EEUU no domina el mundo ni se constituyó en primera potencia imperial capitalista con los discursos de sus administradores eventuales, sino con el aparato nuclear-militar más poderoso del mundo, siete flotas con poder atómico surcando los océanos y cerca de mil bases militares rodeando los puntos estratégicos del planeta.

Este es el punto central que explica porqué esas trasnacionales (con activos e ingresos que superan al de decenas de estados dependientes juntos) protegidas por la bandera y las embajadas estadounidenses, amparadas en el poderío de la maquinaria militar-nuclear de EEUU, cosechan el grueso de sus ganancias fuera de los EEUU y las transfieren impunemente a través del dólar a los países centrales.

Utilizando al dólar como poder de tracción esos bancos y corporaciones transfieren sus ganancias y activos (cosechados en el mundo dependiente) y los convierten en bonos y acciones de la catedral mundial del capital imperial parásito y especulativo: Wall Street, la "casa matriz" del sistema financiero sionista internacional.

En resumen, los que toman las decisiones y manejan la economía mundial capitalista "dolarizada" (tanto en EEUU y los países centrales como en Asia, África o América Latina) son los grupos financieros sionistas y las corporaciones trasnacionales "sin fronteras" que tienen como baluarte principal de sus operaciones a la Reserva Federal de EEUU y a Wall Street, y controlan los resortes decisivos del FMI, el Banco Mundial, los bancos centrales de los cinco continentes, Silicon Valley, y el Complejo Militar Industrial norteamericano.

En la era del "capitalismo sin fronteras", el imperialismo ya no es el imperialismo de los monopolios estatales (que se repartían el mundo a través de las guerras) que estudiaba Lenin, sino grupos súper-concentrados de bancos y trasnacionales que controlan países, economías y gobiernos despojándolos de su soberanía y convirtiéndolos en gerencias de enclave de sus operaciones comerciales a escala global.

Los bancos y grupos financieros así como las transnacionales que operan en Europa y EEUU, son las mismas que operan en Asia, África y América Latina, y han convertido al mundo en un sistema de economía de enclave cuya gerencia central funciona en Nueva York protegida por el arsenal nuclear y convencional del Pentágono.

Protegidas por el paraguas nuclear-militar del Estado imperial norteamericano (su gendarme mundial) las trasnacionales capitalistas extraen (roban) las riquezas y recursos naturales de los países dependientes, que luego transfieren y reciclan en forma de capital especulativo en el sistema financiero internacional con central operativa en Wall Street y la Reserva Federal de EEUU que controla el dólar.

En resumen, su pertenencia "territorial" al Estado norteamericano (donde generalmente se encuentran sus casas matrices) les permite, protegidas por el poder militar del Imperio, operar con total impunidad con sus gerencias de enclave extendidas a través de todo el mundo dependiente.


El mito del ocaso y la caída

Los números y el análisis estructural de la economía capitalista globalizada demuestran claramente que la teoría del "fin de la era del dólar" y de la supremacía imperial norteamericana es falsa e impracticable.

La afirmación de que la crisis de la economía mundial capitalista referenciada en el dólar posibilitará el declive de la supremacía imperial de EEUU poniendo en el centro de la hegemonía económica mundial a China y al resto de los países emergentes (en crecimiento acelerado) de Asia o América Latina, es un mito que no resiste ningún análisis.

Por lo tanto, los más interesados en salvar al dólar y a EEUU del colapso son Europa y las potencias centrales, además de China y las potencias emergentes, cuyo desarrollo económico depende de EEUU y de Europa y del entramado de la economía que tiene al dólar como moneda patrón.

Esto explica porque la Reserva Federal y los bancos centrales europeos, asiáticos y latinoamericanos luego de estallar la crisis financiera con las subprime y de devaluarse el dólar por efecto de la especulación con los precios del petróleo en el 2008, corrieron al rescate de la divisa norteamericana.

Según The Economist, al desatarse la crisis en EEUU, además de los bancos centrales de Europa, los países emergentes (incluida China) han inyectado más de 69 mil millones de dólares para "salvar al dólar y a los bancos del Norte".

Las propias autoridades monetarias de EEUU y Europa, así como los principales analistas y voceros periodísticos del sionismo financiero (como The Wall Street Journal, The Economist y The Financial Times) advirtieron que la caída del dólar estadounidense, y en su inter-relación con la suba de los precios del petróleo y los conflictos geopolíticos y militares, desataría un proceso recesivo con detención de la producción y de los márgenes de rentabilidad del actual modelo de desarrollo y "crecimiento capitalista" a escala global.

Los expertos y analistas bien informados del sistema (aunque no lo digan por complicidad interesada) saben que las decisiones de la economía mundial no la toman los gobiernos (gerencias de enclave del capitalismo transnacional) sino la Reserva Federal de EEUU y los grupos sionistas que controlan los bancos centrales de Europa, Asia y América Latina, y que extraen su principal tasa de rentabilidad capitalista de la especulación financiera y de la economía dolarizada a escala global.

El dólar, más que una moneda, es el instrumento oficial de cambio, reserva y transacciones de la economía internacional regida por el sistema capitalista en niveles de interdependencia nunca vistos.

En Asia, Europa y América Latina operan las mismas trasnacionales y grupos financieros que establecen a Wall Street como cabecera central de sus operaciones especulativas financieras con el dólar y utilizan los bonos del Tesoro de EEUU como refugio ante cualquier desequilibrio mundial.

Esto torna imposible pensar que el dólar desaparezca como moneda patrón sin un derrumbe generalizado del mundo capitalista en su conjunto.

Aquellas potencias emergentes que quisieran "desacoplarse" del sistema hegemonizado por el dólar y el Imperio estadounidense desprendiéndose de sus reservas en la divisa norteamericana se convertirían en las víctimas y (a la vez) victimarias del descalabro del sistema mundial capitalista que producirían.

Especulación financiera, comercio exterior, armamentismo, tecnología, están sujetos a operaciones a escala global con el dólar como moneda de transacción y cambio.

EEUU es la mayor potencia militar (convencional y nuclear) mundial, y su presupuesto armamentista de más de US$ 800.000 millones se concreta con créditos y efectivo en moneda estadounidense, por lo cual una caída del dólar terminaría con la supremacía del poder militar del Imperio norteamericano, algo imposible de pensar sin que antes vuele todo el planeta.

La exportación e importación de equipos de computación y sistemas informáticos que mueven el mundo desde el polo norte al polo sur, se realizan principalmente en dólares, y un derrumbe de la moneda estadounidense produciría un colapso mundial de los sistemas financieros y económico productivos, administrativos, informáticos y de comunicaciones a escala mundial.

En el centro del modelo imperial-económico capitalista globalizado , y a modo de protagonistas centrales, se encuentran EEUU y la Unión Europea (los principales compradores mundiales), y China (el principal vendedor mundial), cuyas economías entrelazadas se proyectan como claves y dominantes en el funcionamiento de todo el sistema capitalista a escala global. Las operaciones se realizan mayoritariamente con el dólar como moneda de transacción. Además, China tiene el 70% de sus reservas en valores y títulos del Tesoro de EEUU.

Como se sabe, EEUU es el principal comprador de productos chinos en dólares, y el gigante asiático, a su vez, es el principal importador de petróleo y materias primas de los "países emergentes" en dólares, con lo que se puede deducir que si la divisa y el Imperio estadounidense colapsaran (tal como vaticinan los garúes del "desacople") el impacto se va a proyectar inevitablemente en una crisis de China proyectada a los "países emergentes" y a los países centrales.

Si China, Japón, India, Rusia, Tailandia y Corea del Sur (los mayores tenedores de reservas en dólares) resolvieran desprenderse de la divisa estadounidense, como vaticinan los teóricos del "desacople, el mundo se llenaría de papeles norteamericanos sin respaldo (el producto de la especulación financiera y la deuda USA por casi un PBI mundial), estallaría una recesión mundial proyectada desde EEUU y el dólar colapsaría junto con el comercio exterior, el sistema financiero y el sistema económico productivo, tanto de los países centrales como de los periféricos y emergentes.

En resumen, si se cayeran EEUU y el dólar, sería como si una bomba nuclear estallase en la economía capitalista a escala planetaria y nadie podría escapar con vida de la radiación que se desataría por efecto encadenado.

Y como el dólar tiene las funciones de reserva internacional, sirve de respaldo para la mayoría de las monedas, y hace de medio internacional de pago, su caída significaría el fin del patrón dólar, y generaría una mundialización de la crisis en la que ningún estado capitalista podría sobrevivir.




Fuente: IAR noticias
Autor: Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.






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